miércoles, 6 de febrero de 2008

Él


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Agarra el vaso para tomar agua con las dos manitos. No dice la letra C y en su reemplazo usa la T; tocina, tiero, tata, tama, potito. Le gusta escuchar y bailar con la musíta (música) de mamá. Canta "mil horas" y "necesito". Su animal preferido en todo el mundo es el pingüino. Cuando vamos por la calle quiere que le haga Taballito, y mamá es chiquita y se cansa, así que la única manera que tengo de tranzar es que vayamos los dos caminando como pingüinos, y sí, parecemos dos descaderados. El es Memphis o Mambo, según el día, pero yo soy siempre Michelle, la mamá. Le gusta el dulce de leche más que a mi el chcolate con almendras, y es capaz de abrir heladeras ajenas en su búsqueda. Si estoy seria me pregunta que me pasa y si sonrío o me río es inevitable que él también lo haga. Cuando jugamos con masa me pide que le haga jirafas, leones, vacas, caballos... pero se conforma y es feliz con mis humildes gatos, perros y gusamanes. Le gusta que le haga caras raras, pero no le gusta que me ponga la nariz de payaso. Le divierten los pedos... y a mí también. Tiene los ojos mas expresivos que vi en mi vida. Me pide upa, me abraza fuerte y me da un beso. Y no hay besos mas lindos y llenos de dulce de leche como los que me da él.



Y sí, ser su mamá es lo que más me gusta en la vida.
Mi amor por él es infinito. Literal.

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