sábado, 28 de febrero de 2009

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No es no
y hay una sola manera de decirlo.
No.
Sin admiración ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
No, se dice de una sola manera.
Es corto, rápido, monocorde, sólido y escueto.
No.
Se dice una sola vez.
No.
Con la misma entonación.
No.
Como un disco rayado.
No.
Un no que necesita de una larga caminata o
una reflexión en el jardín, es es NO.
Un no que necesita explicaciones y justificaciones
no es No.
No, tiene la brevedad de un segundo.
Es un no para el otro porque ya fue para uno mismo.
No, es no, aquí y muy lejos de aquí.
No, no deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas,
ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo se pongan patas arriba.
No, es el último acto de dignidad.
No, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
No, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; ni con pena y menos aún con satisfacción.
No, es no, porque No.
Cuando el no es no, se mira a los ojos y el no se descolgará naturalmente de los labios.
La voz del No, no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna.
Ese No, no es una negación del pasado,
es una corrección del futuro.

Y sólo quien sabe decir No,
Puede decir Si.


[Anónimo]





Una psicóloga chiquita y prepotente, dura y elocuente, divertida y cruel, sacó un papel de un cajón y pidiéndome autorización lo leyó. Al salir, me lo regaló.


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2 comentarios:

Mariana dijo...

Excelente. Conciso y tan cierto.

De la misma manera, cuando es SI, es SI. Por suerte! Y no quedan dudas.

Besos!

Luli dijo...

Claro, el SI tiene la misma fuerza y tampoco necesita explicaciones.

El problema lo tiene el "NO SÉ", y lo "no dicho" que se carga de la subjetividad de la respuesta que se quiere escuchar.

Besos!